Área Metropolitana — 28.11.2022 —
Zelltek, a 30 años de la incubación de la primera empresa de base tecnológica en una universidad argentina
El 27 de noviembre se cumplen tres décadas de la creación de la primera empresa biotecnológica del país nacida del ámbito universitario.
Por: santotoméaldía /
En un contexto a nivel nacional en el que no existían antecedentes de una empresa nacida de la mano del sector científico-tecnológico, la Universidad Nacional de Litoral (UNL) hizo una apuesta fuerte a la vinculación tecnológica incubando la primera empresa biotecnológica en el ámbito universitario argentino: Zelltek.
Sus comienzos están ligados al nacimiento del Laboratorio de Cultivos Celulares de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL. El proyecto fue gestado en el año 1992, por los investigadores Marina Etcheverrigaray y Ricardo Kratje; y el empresario biotecnológico Marcelo Daelli. Nació bajo el propósito de generar conocimiento y tecnología que resultaran aplicables y transformaran las condiciones científico-tecnológicas y productivas que existían en la región y en un área de vacancia en la Argentina: el cultivo de células animales para la producción de sustancias que se utilizan como ingredientes farmacéuticos activos en medicamentos para la salud humana.
A partir de una convocatoria de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Santa Fe, en el marco de la Ley Nacional de Innovación Tecnológica Nº 23.877, para apoyar proyectos de innovación, se obtuvo el crédito que permitió montar el laboratorio para el cultivo celular, naciendo ambos -empresa y laboratorio- de la misma génesis política.
Innovación, en perspectiva
“En el contexto de las nuevas gestiones democráticas de la UNL y la Facultad, tanto el ex rector Juan Carlos Hidalgo como el decano Amadeo Cellino toman la decisión política de instalar en el seno de la FBCB-UNL un laboratorio de cultivo de células animales en biorreactores apuntando a la producción y purificación de proteínas de interés terapéutico. Esto fue posible gracias a la radicación de investigadores formados en Alemania lo que permitió sentar las líneas de investigación que derivaron en la necesidad de incubar una empresa de base tecnológica. La sinergia de las acciones llevadas a cabo por la gestión de la Facultad y la UNL, como también de la propia empresa, significó poder lograr el desarrollo de la planta de I+D y posteriormente el escalado para la producción de la primera molécula de este tipo, la eritropoyetina humana recombinante”, comentó la actual decana de FBCB, Adriana Ortolani. “La incubación de Zelltek fue un acto audaz, ya que 30 años atrás no existía en nuestro país la cultura de creación de spin off o startup. Todos apostamos a un futuro de vinculación público-privado, que resultó exitoso tanto para la empresa como para la Universidad”, agregó Ricardo Kratje.
Que esta política sea trazada y sostenida en el tiempo fue una condición del crecimiento de esta empresa y de experiencias similares. Hoy Zelltek cuenta con una planta de producción instalada en el Parque Tecnológico del Litoral Centro (PTLC) y aún mantiene su unidad de investigación y desarrollo en la Facultad.
Zelltek, a lo largo de los años
La historia de Zelltek se puede dividir en dos períodos, desde la década del ’90 y hasta aproximadamente el año 2002, y luego desde ese año en adelante. Entre los años ’94 y ’95 se montó el laboratorio para comenzar la etapa de desarrollo del principio activo eritropoyetina humana recombinante, proceso que logró el éxito tecnológico, hacia 1998. Dos años después (previo escalado y aprobación por parte de las autoridades sanitarias), esa hormona estaba en el mercado argentino y latinoamericano. En diciembre del año 2000 se coronó el proyecto con la inauguración de una planta piloto en la FBCB-UNL, logrando varios premios. No obstante, los primeros años fueron de enormes esfuerzos humanos, institucionales y económicos.
En el 2002 comienza la segunda etapa, que significó la primera expansión de Zelltek. Debido al volumen de producción y venta y el ingreso a nuevos mercados internacionales, el grupo emprendedor asume dos importantes decisiones: llevar adelante la adecuación y reequipamiento de la planta situada en la FBCB, que permitiera triplicar la capacidad productiva y abocarse a la radicación y construcción de una planta productora en el PTLC. En esta etapa se constituyó como proveedor de principios activos para diversas empresas farmacéuticas de la región (Argentina y Brasil).
La eritropoyetina humana recombinante fue el primer desarrollo de Zelltek, al que le siguieron otros medicamentos, como el interferón alfa 2a e interferón alfa 2b, ambos antivirales muy potentes que se utilizan en distintas patologías. Por otra parte, el filgrastin que se utiliza para reponer los glóbulos blancos en pacientes oncológicos sometidos a quimioterapia. Dichos desarrollos fueron posibles por un trabajo en cooperación con otras dos empresas instaladas en el PTLC y promovidas financieramente por Zelltek (Incubatech SA. y Protech Pharma SA.) y también por el apoyo del Estado Nacional a través de programas de financiación de proyectos. Los productos biosimilares, a pesar de que existían en el mercado mundial, resultaron innovadores en la Argentina.
En el año 2008, Amega Biotech (actualmente perteneciente al holding Megalabs, con sede central en Uruguay), adquirió el 100% de la empresa, que trasladó toda su estructura de producción al PTLC. En el año 2010, la UNL a través de la FBCB, junto a Zelltek SA y Gemabiotech SA. conformaron un consorcio público-privado que les permitió el acceso a financiamiento del Ministerio Nacional de Ciencia y Tecnología, cuyo principal objetivo fue el desarrollo de dos nuevos medicamentos biotecnológicos, no producidos en el país: etanercept y factor VIII de coagulación truncado (BDD-FVIII). En marzo de 2019, el etanercept fue aprobado para su comercialización por parte de la ANMAT. A partir de una inversión de más de 3 millones de pesos, se inauguró en el año 2012, un Laboratorio de Control de Calidad de Medicamentos, que constituyó el primero en el país para tal fin, cumpliendo con normas de calidad y seguridad. La conformación de este consorcio fue otro capítulo novedoso para el ámbito universitario.
Diversas dependencias de ciencia y vinculación tecnológica acompañaron al equipo en la búsqueda de financiamiento, asesoría legal y formación de recursos humanos.
“Hemos montado desde cero muchísimas tecnologías para el desarrollo de los productos bioterapéuticos: desde los cultivos celulares, la purificación y todos los métodos de control de calidad. Con todo el esfuerzo que significaba informarse, traer la tecnología, montarla en el laboratorio, analizarla y luego transmitirla a los estudiantes que se nutrieron de ese material. Pudimos formar a mucha gente con métodos que son muy útiles, valorados y requeridos en la industria farmacéutica”, comentó Marina Etcheverrigaray.
El promisorio presente de Zelltek
Con el propósito de aumentar su capacidad productiva, en el año 2021 la empresa amplió su planta productora biotecnológica ubicada en el PTLC (de más de 10.000 m2), a partir de una inversión que demandó más de 10 millones de dólares. La producción local permite la sustitución de la importación de medicamentos biotecnológicos por más de 30 millones de dólares. La cartera de clientes de la empresa incluye al mercado interno, a todos los países de Latinoamérica, Rusia, Pakistán, Tailandia, Irán y Egipto, entre otros.
“Zelltek contribuye a la economía local a través de la exportación de sus productos, siendo uno de los principales exportadores de la ciudad de Santa Fe. Uno de los pilares de la compañía es la innovación tanto en productos, procesos productivos o procesos internos. Damos valor a la innovación y trabajamos para que sea parte de la cultura de la organización”, explicó Guillermina Forno, responsable del grupo de investigación y desarrollo de la empresa.
Una alianza que transformó las miradas
El caso Zelltek ha demostrado desde sus inicios, que lo que podía ser una utopía hace 30 años, la cooperación entre la universidad y el sector productivo, no sólo es posible, sino que puede mostrar resultados exitosos en todas sus dimensiones. Muestra, además, que dicha cooperación encuentra sus bases fundamentalmente en la generación y la democratización del conocimiento. Este caso ha sido una valiosa expresión de la vinculación universidad-empresa en términos académico y científico, siendo una usina para la formación de recursos humanos (estudiantes de grado, tesinistas, becarios doctorales y posdoctorales), nuevos proyectos científico tecnológicos, presentaciones en congresos, papers, libros y patentes de invención. “La UNL, el CONICET y la empresa se han complementado para brindar una formación de excelencia en estos temas, reconocida a nivel regional e internacional”, amplió Ortolani.
“Desde 1992, fueron numerosas las acciones de vinculación entre Zelltek y UNL; y en todas ellas, fue necesario innovar para implementarlas: no había antecedentes regionales para tomar de referencia. Así, entre dichas acciones destacamos el acuerdo del aporte de regalías (canon) que la empresa debe abonar a la Universidad en virtud de los desarrollos conjuntos realizados”, señaló Kratje y agregó que “también la vinculación ha impactado fuertemente en nuestro grupo de trabajo en la facultad, estimulando la creación de nuevos spinoff”.
Desde el aspecto económico, una buena parte de lo que exporta Santa Fe, se produce en Zelltek, posicionándola como una ciudad biotecnológica. Esta alianza estratégica cambió la visión de la ciudad de Santa Fe. “Y hacia el interior de la UNL transformó el modo de mirar la cooperación universidad-empresa, facilitó la generación de grupos de investigación y desarrollo, diversificó la biotecnología, generó una apertura hacia la posibilidad de incubar empresas, nuevas líneas de trabajo. Se creó una sinergia hacia el interior de la comunidad científica y la región” opinó Javier Lottersberger, secretario de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL. Zelltek simbolizó la razón de ser de la transferencia en la UNL: pensarse a futuro, identificar los problemas del escenario local y regional, asumir el rol de entender lo que el mundo y el país necesitarían en unos años, tanto en materia de desarrollo científico tecnológico, como en términos de diseño de los modos de vínculo estratégicos para ofrecer las respuestas que sigan permitiendo el desarrollo regional.