Jueves 25 de abril de 2024

Internacionales — 24.04.2019 —

La deforestación está transformando la Amazonia en un polvorín

Durante enero del 2019, primer mes del gobierno de Jair Bolsonaro, la deforestación en la Amazonia aumentó 54%.


Por: santotoméaldía / Fuente: Clarín

Con el fusil al hombro y gesto triste, Tatji Arara carga enormes troncos en un tajo abierto en la selva por traficantes de madera del estado de Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña, donde se multiplican los conflictos por la tierra.

"Estoy aquí desde pequeño y nunca vi nada igual. Cada día cortan más árboles", lamenta este cacique indígena de 41 años, que asegura que la deforestación aumentó desde que el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro llegó al poder el 1 de enero.

El mandatario dijo, alto y claro durante su campaña, que no entregaría "ni un centímetro más" de tierras para reservas indígenas.

Según la ONG Imazon, la deforestación en la Amazonia aumentó 54% en enero de 2019 (el primer mes de gobierno de Bolsonaro) respecto al mismo mes de 2018. Pará concentra el 37% de las áreas devastadas.

El territorio arara, donde viven cerca de 300 indígenas en un área equivalente a 264.000 canchas de fútbol, es considerado inviolable desde su demarcación oficial en 1991.

"Bolsonaro puso muchas culebras en la cabeza del pueblo. Muchos dicen que ahora que ganó, va a tomar la tierra de los indígenas, perono lo vamos a permitir", afirma Tatji Arara, vestido con una bermuda y una camiseta del Flamengo, el club de fútbol más popular de Brasil.

"Si las extracciones ilegales de madera continúan, nuestros guerreros dicen que pueden llegar con sus arcos y flechas y puede haber muertos. El indígena puede morir protegiendo el territorio, pero también puede matar", sostiene.

En una carta enviada en febrero a la fiscalía local, los arara afirmaron que los ancianos de la tribu estudiaban la posibilidad de "hacer justicia con sus propias manos", evocando un ritual ancestral que consiste en fabricar una suerte de flauta, denominada Tididi, "con el cráneo de los invasores".

Miles de indígenas brasileños participarán desde este miércoles hasta el viernes en Brasilia en la marcha anual por sus derechos, que este año estará centrada en la denuncia de las políticas de Bolsonaro.

Las tierras arara están en Altamira, un municipio más grande que Portugal, de unos 110.000 habitantes.

Las comunidades ancestrales se han visto fuertemente afectadas por la faraónica hidroeléctrica de Belo Monte, que será la tercera más grande del mundo cuando concluyan las obras a fin de año.

Decenas de personas fueron desplazadas y el ecosistema local se vio afectado.

Fue también en Altamira que el régimen militar (1964-85) inauguró en 1970 la carretera Transamazónica. Inconclusa, esta ruta que buscaba atravesar "el pulmón del planeta" de extremo a extremo dejó una cicatriz de más de 4.000 km a través en la jungla.

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