Ghana venció a Corea en un partido electrizante y se metió en la pelea

Quién iba a decir que un Corea-Ghana a las 10 de la mañana terminaría siendo un planazo? Ante muchos pronósticos previos, en el Educacion City se vio uno de los mejores partidos del Mundial: plagado de emociones, goles, buen juego ofensivo, errores en defensa y con un final vibrante, claramente se meterá en la discusión cuando este torneo llegue a su fin. Cambiante, pudo haber sido de los dos, pero el triunfo es africano...

Con mucha velocidad por las bandas, presión y Son como bandera, los coreanos dominaron ampliamente en el inicio, pero no pudieron concretar: a su habilidad para aprovechar bien los espacios por afuera y hacer transiciones rápidas le faltó precisión para el último toque. Los laterales Kim Moon-Hwan y Kim se sumaban a Kwon y a la figura del Tottenham para doblegar por derecha e izquierda y generar buenos desbordes, aunque sin efectividad para encontrar al 9.

Efectividad fue lo que, justamente, le sobró a Ghana: cuando ni siquiera había pateado al arco y se defendía como podía, pegó dos veces en 10 minutos y dejó groggy a los de rojo, sin reacción. De la mano de Thomas Partey y una importante superioridad física, se fueron al descanso con la impresión de que podrían haber estado 3-0 tranquilamente.

Pero esto es el Mundial y no hay que dar a nadie por muerto. El entrenador de Corea estuvo lúcido, renovó la mitad de la cancha en dos tandas (primero entró Na Sang-Ho, volante central; luego, Lee, extremo) y rápidamente tuvo resultados, principalmente porque su equipo encontró en el área a un Cho Gue-Sung (el centrodelantero) on fire. Y sí, cuando las casas de apuestas habían llegado a pagar 30 veces un triunfo coreano, la cosa estaba igualada y sin rumbo claro.

Pero lo dicho: este partido de locos, extremadamente cambiante, tenía guardadas más alegrías. Sorpresivamente, los coreanos no pudieron tomar el control del juego luego del empate (Son, desaparecido) y volvieron a demostrar que son un equipo cuando atacan y otro absolutamente diferente a la hora de defender: eso es lo que le pesó históricamente a esta selección y que esta generación dorada (así los definen allá) no pudo cambiar.

Un final no apto para cardíacos, con Ghana defendiéndose como podía y Corea tirando centros de todos lados, cerró este planazo de lunes por la mañana.