Domingo 28 de abril de 2024

Internacionales — 20.09.2019 —

Alemania destina 100 millones de euros para "proteger el clima"

Este "proyecto verde" busca reducir emisiones de carbono y favorecer la transición energética.


Por: santotoméaldía /

Al menos 100 millones de euros hasta 2030 para "proteger el clima y favorecer la transición energética". Esa es la inversión a la que se comprometió Alemania, luego de alcanzar un acuerdo para un ambicioso paquete en defensa del clima. El texto final fue de la iniciativa fue aprobado este viernes por el gobierno.

Este esfuerzo permitirá que la primera economía europea acelere la reducción de sus emisiones contaminantes, la cual está aún lejos de alcanzar el nivel deseado. 

El acuerdo llegó tras 18 horas de negociaciones entre la coalición del bloque conservador de la canciller alemana, Angela Merkel, y los socialdemócratas. 

El anuncio coincidió con una manifestación de miles de personas (según los organizadores, de hasta 80.000 personas), que se congregaron en el centro de Berlín, junto a la emblemática Puerta de Bradenburgo, para exigir más medidas gubernamentales contra el cambio climático, en el marco de una huelga mundial.

El objetivo del paquete (que será presentado a lo largo de este viernes por la canciller y algunos de sus ministros), es cumplir con los compromisos de reducción de emisiones de CO2 para 2030.

Para ello se contemplan desde medidas fiscales a incentivos para las inversiones a empresas que apuesten por la economía verde.

"Hay un acuerdo con muchas medidas y un mecanismo de verificación anual" para garantizar que se cumplen los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, indicaron fuentes próximas al Ejecutivo a la agencia AFP.

Los detalles del compromiso debían anunciarse en una rueda de prensa, pero antes el acuerdo debe ser aprobado en consejo de ministros.

El reto consiste en tomar medidas para incitar a los alemanes a reducir las emisiones contaminantes y lograr que el país cumpla con sus compromisos en este sentido.

Los partidos discrepaban, sobre todo, en cómo financiar el plan. Esta cuestión era algo extremadamente complicada, ya que gobierno rechaza contraer nuevas deudas, ciñéndose a una política de ortodoxia presupuestaria.

Las negociaciones también tropezaban en cuanto a los detalles de las medidas que podrían tomarse. Uno de los escollos radicaba en el modelo de cobrar las emisiones de CO2, donde la gasolina, el diesel, el gas para la calefacción y el fuel podrían incorporarse en un mercado nacional de certificados y su precio podría subir, unos 11 céntimos, por ejemplo, en el caso del litro de diesel.

Pero había una pregunta crucial a responder: ¿cómo conseguir fijar un precio suficientemente alto para incitar a los consumidores a elegir opciones menos contaminantes sin provocar el rechazo de la opinión pública?

La estrategia del gobierno también incluye un conjunto de medidas para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero en los sectores de la energía, la construcción, la agricultura, la industria y los transportes.

Entre éstas, se encuentra la promoción de los transportes públicos y de los trenes, el aumento de los precios de los pasajes de avión dentro de Alemania o varias subvenciones para desarrollar vehículos eléctricos o sistemas de climatización particulares eficaces y limpios.

En paralelo, el plan persigue impulsar el desarrollo de las energías limpias (solar, eólica o biomasa), para que éstas generen el 65% de la electricidad para 2030 (frente al 40% actual).

El gobierno de Merkel está bajo una gran presión. Debe responder a las expectativas de la movilización iniciada por los jóvenes de "Viernes por el futuro", un movimiento creado por la activista sueca Greta Thunberg.

Además, alcanzar un acuerdo era vital para la supervivencia de la propia coalición, muy frágil desde que se constituyó el año pasado.

El ministro de Finanzas, Olaf Scholz (socialdemócrata), vinculó directamente la vigencia de la coalición, muy impopular en Alemania, a la elaboración de un "gran proyecto climático".

A principios de año, Alemania se puso como objetivo abandonar el carbono para 2038, pero todavía tiene que programar el cierre de sus minas y sus centrales. Un desafío aún mayor si se tiene en cuenta que el país prevé abandonar la energía nuclear para 2022, una decisión tomada en 2011 tras la catástrofe de Fukushima.

Además, su potente industria del automóvil dio durante mucho tiempo prioridad a los vehículos a nafta o diésel, y empezó a reconvertirse hacia la producción de autos eléctricos tardíamente.

El país, que se comprometió a reducir las emisiones de CO2 un 40% en relación a las que tenía en 1990, solo lo habrá conseguido en un tercio. Para 2030, espera reducir sus emisiones un 55%.

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