Provinciales — 14.09.2018 —
FOECYT saludó a los carteros en su día
El avance de la tecnología obliga al Correo a reinventarse y en ese proceso rediseña a nuestro trabajador insignia: el querido cartero.
Hoy el Correo se adapta lentamente al mercado de la paquetería, busca nuevos nichos de negocio y ante este nuevo escenario el cartero tuvo que reinventarse a la par de la inclusión de nuevos servicios. La explosión del comercio electrónico se une a la confianza que el consumidor deposita en su correo de bandera y cambia el producto, en vez de una carta llega un paquete, pero al final quien entrega es una persona.
Esta capacidad inconmensurable de adaptación al cambio del trabajador hace que no haya lugar para los discursos que proclaman la muerte de lo postal. Estas teorías apocalípticas nunca tuvieron un correlato en la práctica y, si bien la carta ha enfrentado en su vida a fuertes competidores, ni el telegrama, ni el correo electrónico, ni el teléfono, ni el whatsapp han logrado extinguir la comunicación epistolar y su historia aún se está escribiendo.
En un mundo de cambios vertiginosos, la relación de cercanía que establece el cartero con los ciudadanos y la confianza depositada en ellos permanecen vigentes y son valores a los que no renunciaremos porque es allí donde reside la verdadera naturaleza de nuestro oficio. Se modernizará la empresa, se automatizará o incorporará nuevos y distintos productos, pero siempre será una persona la que toque la puerta del vecino.
Es por ello que no debemos dejarnos engañar, lo postal no ha muerto. No hay un fin, hay un antes y un después, que no es lo mismo y detrás de la tradicional y solitaria figura del cartero se esconde la esencia de un servicio público y universal: llegar a cada rincón del país, cueste lo que cueste, sea rentable o no. Eso somos los carteros del Correo Argentino, la mano del estado que asiste y llega siempre a la mano hermana.