Internacionales — 28.02.2025 —
El régimen de China ejecutó a una mujer de 61 años condenada por secuestrar y vender a 17 niños
Yu Huaying secuestraba a menores de familias en situación de vulnerabilidad para venderlos con fines de lucro. Su modus operandi incluía ganarse la confianza de las víctimas y sus familias, y, en algunos casos, recurría a la fuerza para llevarse a los infantes.
Fuente: Infobae
Yu Huaying, de 61 años, fue ejecutada este viernes en Guiyang, capital de la provincia de Guizhou, en China, tras ser condenada a pena de muerte por el secuestro y venta de 17 menores entre 1993 y 2003, informó el Tribunal Intermedio de Guiyang a través de la red social WeChat.
La ejecución de Yu se llevó a cabo después de que el Tribunal Supremo de China revisara y ratificara la sentencia, en un caso que generó gran impacto en la opinión pública y volvió a poner el foco en el problema persistente del tráfico de menores en el país asiático.
El historial delictivo de Yu se remonta a 2004, cuando fue detenida en la provincia de Yunnan mientras cometía otro delito bajo la identidad falsa de Zhang Yun. En ese momento, fue condenada a ocho años de prisión, pero su pena fue reducida en tres años, permitiéndole recuperar la libertad en 2009.
El caso fue reabierto en 2022, gracias a la denuncia de Yang Niuhua, una víctima de tráfico infantil que logró localizar a su hermana biológica. Su testimonio fue clave para proporcionar nuevas pruebas que llevaron a la captura y procesamiento de Yu, considerada una de las mayores traficantes de menores de la región.
Yu Huaying fue sometida a un primer juicio el 18 de septiembre de 2023, donde se dictó la condena a muerte. Sin embargo, el Tribunal Popular Superior de Guizhou revisó el caso el 8 de enero de 2024 y determinó que algunos delitos adicionales no habían sido considerados.
Un nuevo juicio se llevó a cabo el 11 de octubre de 2024, en el que la fiscalía reafirmó la solicitud de la pena capital, argumentando la gravedad de los crímenes cometidos por Yu. La condena fue finalmente ratificada por el Tribunal Supremo, lo que llevó a la ejecución de la sentenciada este viernes.
Antes de ser ejecutada, Yu tuvo la oportunidad de reunirse con sus familiares, cumpliendo con la normativa vigente en China para los condenados a la pena capital.
Las investigaciones revelaron que Yu operaba en las provincias de Guizhou, Chongqing y Yunnan, donde secuestraba niños de familias en situación vulnerable para venderlos con fines de lucro. Su modus operandi consistía en ganarse la confianza de las víctimas y sus familias, o en algunos casos, utilizar la fuerza para llevarse a los menores.
El tráfico de menores en China es un problema de larga data, exacerbado por factores como la antigua política del hijo único y el desequilibrio de género. Según el Banco Mundial, en 2017 había un excedente de 42 millones de hombres en China, lo que contribuyó a la proliferación de redes de tráfico infantil y trata de mujeres. De acuerdo con datos oficiales, entre 2010 y 2019 se registraron 112.703 casos de tráfico de mujeres y menores en el país.
En los últimos años, las autoridades chinas intensificaron el uso de tecnologías avanzadas para resolver casos de tráfico de personas, incluyendo reconocimiento facial, pruebas de ADN y bases de datos nacionales de personas desaparecidas.
Gracias a estas herramientas, muchas víctimas lograron ser identificadas y reunidas con sus familias después de décadas de separación. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos advierten que el problema persiste y que la demanda por menores sigue siendo elevada, especialmente en comunidades rurales.
China y la pena de muerte
China no publica cifras oficiales sobre el número de ejecuciones que lleva a cabo cada año. Sin embargo, informes de Amnistía Internacional señalan que el país sigue siendo el mayor ejecutor del mundo, con miles de condenas a muerte dictadas anualmente.
El sistema judicial chino se caracteriza por su rapidez en la aplicación de la pena capital, y en casos de delitos graves como el tráfico de menores, las condenas suelen ejecutarse de manera expedita tras la ratificación del Tribunal Supremo.
El caso de Yu Huaying es uno de los más mediáticos en los últimos años. No obstante, expertos en derechos humanos advierten que la raíz del problema sigue sin resolverse, ya que la demanda de niños y niñas sigue siendo alta en el país, impulsada por factores culturales y socioeconómicos.