Nacionales — 21.10.2019 —
Pasó el segundo debate y comienza la cuenta regresiva hacia las elecciones
La discusión estuvo claramente polarizada entre Mauricio Macri y Alberto Fernánez. El presidente apostó a una táctica agresiva y el candidato del Frente de Todos apuntó a las contradicciones del gobierno.
Por: santotoméaldía /
Pasó el segundo y último debate presidencial y comienza el cuenta regresiva. Esta semana finaliza la campaña y el próximo domingo se realizarán las elecciones generales que podrían definir el fúturo político de nuestro país.
Anoche, los dos principales contendientes no sólo se enfrentaron por los modelos de país que proponen sino también en sus formas y enojos históricos. El candidato más votado en las PASO, Alberto Fernández, y el presidente de la Nación Mauricio Macri protagonizaron un duelo verbal y político en el que no faltaron chicanas, pero también propuestas de gobierno.
La tensión arriba y detrás del escenario se sintió durante las dos horas que duró el segundo debate presidencial en la Facultad de Derecho de la UBA. Los otros cuatro candidatos, José Luis Espert, Roberto Lavagna, Nicolás del Caño y Juan José Gómez Centurión, pudieron ampliar sus críticas y propuestas mientras el partido principal estaba en manos de Fernández y Macri.
La única propuesta concreta de gobierno que hizo Macri fue el cambio de la fórmula de actualización de la cuota de los hipotecados bajo el sistema UVA: reconoció la “desesperación” que estaban pasando las familias y prometió cambiar el aumento por inflación por el índice de variación salarial. Del Caño le endilgó que fueron una “estafa” y luego Fernández le respondió con otra promesa de gobierno y adelantó que creará el Ministerio de Vivienda. Ya en el debate pasado, el candidato del opositor Frente de Todos había propuesto la creación de otro Ministerio: el de Mujer y Diversidad. Otra de las pocas propuestas que hubo en la noche la tiró Espert al asegurar que bajaría la edad de imputabilidad a 14 años.
Fernández fue el que puso primera y apenas le tocó hablar criticó a su contendiente por el decreto que favoreció a su hermano, cuando habilitó el blanqueo de capitales de los familiares de los funcionarios. También logró meter otro golpe cuando Macri cuestionó la corrupción del gobierno de Cristina Fernández con la obra pública y le respondió que sus empresas fueron las contratistas del Estado. Fue ése el pie que usó Macri para victimizarse porque Fernández atacó a quien “no se puede defender”, en alusión a su padre fallecido Franco Macri. De hecho, según confirmaron desde ambos bandos, en el backstage Macri le endilgó haber mencionado a su padre y Fernández le contestó que era “un mentiroso” y un “inmoral”. Es que la familia del presidente fue protagonista varias veces del debate. El primero en mencionar la causa del Correo Argentino fue Del Caño, quien recordó la demanda que le inició al Estado nacional por la deuda de la ex empresa de los Macri.
“Aguantar la agresividad kirchnerista es duro, pero aguantar que digan que ellos son los que saben es imposible”, dijo Macri y se esperanzó con que lo iba a tener que “aguantar” una vez más en un supuesto tercer debate pre balotaje.
Otra de las argucias que intentó Macri fue emparentar a Fernández con su compañera de fórmula. “Esta semana quedó claro que el kirchnerismo y Alberto Fernández son lo mismo. Creo que Alberto Fernández dijo la primera vez una verdad en toda la campaña: ´Cristina y yo somos lo mismo´. Sin embargo, ese guante no fue retomado por el peronista, quien por el contrario aprovechó el debate para marcar sus diferencias diametrales con el Presidente en cada una de sus intervenciones. “No nos parecemos en nada, Presidente”, dijo una y otra vez. Macri también marcó una y otra vez esa diferenciación al repetir el recurso de nombrar a “ellos” y a “nosotros”.
Las tarifas, el desempleo, la seguridad y el vínculo con la prensa también marcaron los ejes del debate. Los candidatos más ideologizados fueron Del Caño, Espert -quien hizo permanente referencia a "los liberales"- y Gómez Centurión.
Del Caño se dio el gusto de apuntar al candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Angel Pichetto, a quien le dijo “Miky Vainilla”, el personaje fascista de Diego Capusotto. Espert disparó contra Macri y Fernández hacia el final, pero ninguno le respondió.
Lavagna volvió a mostrarse con poco manejo de los tiempos y su voz monocorde no ayudó a comunicar sus propuestas. Algunos tópicos, como la reindustrialización y el federalismo, se pisaban con los de Fernández, incluso cuando recordaban la reactivación de la economía en el primer gobierno de Néstor Kirchner, en el que ambos fueron funcionarios centrales. “Es necesario un replanteo territorial. Una política tributaria y crediticia a favor del interior. Propongo una nueva ley de coparticipación. Un sistema automático, dónde la nación ceda más recursos a las provincias”, sostuvo. En cambio, intentó mostrarse por sobre la grieta al criticar el clivaje entre “mano dura y mano blanda” y propuso “mano justa y firme”, al hablar de seguridad.
Del Caño se mantuvo fiel a su agenda y destacó que las crisis que atraviesan Ecuador y Chile están vinculadas a la situación del país. “Son un ejemplo para cuando el FMI intenta aplicar brutales ajustes”, destacó. El candidato del FIT criticó a Fernández y a Macri por igual. “Acá, empresas como la Barrick Gold, hacen lo que quieren. El gobierno anterior les permitió avanzar con la destrucción de nuestros glaciares cuando vetó una ley votada en el Congreso que los protegía; ahora Macri hasta les quitó las retenciones a las mineras”, criticó.
Gómez Centurión volvió a tener problemas con los tiempos, pero ahora por exceso, y desaprovechó valiosos segundos en varias tandas. Prometió la reforma laboral, criticó los planes sociales, despotricó contra el “progresismo cultural”. Pero también fue el único que criticó el sistema de inteligencia, el espionaje a periodistas y prometió disolver la AFI.
* Con información de Télam y Tiempo Argentino