Jueves 28 de marzo de 2024

Deportes — 15.06.2018 —

Show de Cristiano en un partidazo entre Portugal y España

El portugués marcó un triplete, en el empate 3 a 3 que cerró la primera fecha del grupo B.


 "¡Vamos carajo!", se leyó en los labios de Cristiano Ronaldo ni bien el polémico árbitro Rocchi marcó el final de un tremendo partido. Lo decía la gran figura, el autor de un hat-trick, el que abrió el marcador a los dos minutos con un penal que él inventó y lo cerró a los 42 del segundo tiempo con un fabuloso tiro libre. Cristiano de punta a punta, y en el medio un partido que dio para todo. Un 3-3 que golpea y estimula por igual a Portugal y España, dos equipos que arrancaron el Mundial como si esto se acabara en vez de estar empezando.

Lo único que le faltaba a España: cruzarse con Cristiano Ronaldo. Y eso que el portugués no le había convertido en los tres partidos anteriores que se habían enfrentado, pero España está en una semana susceptible de que casi todo le salga mal y el goleador de Real Madrid no tiene contemplaciones ni hace concesiones. Actuó en modo crack, le sacó lustre a sus cinco Balones de Oro, hizo una puesta en escena como para decir que este, su cuarto Mundial, va a ser bastante mejor que los tres anteriores. En 90 minutos en Rusia hizo tantos goles como en sus pasos por Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Y junto con Pelé, Uwe Seeler y Miroslav Klose se convierte en el cuarto futbolista en marcar en cuatro copas consecutivas. A los 33 años, Cristiano forever.

Se quedó sin técnico España, pero demostró entereza para reponerse a eso y a muchas otras adversidades que le deparó un partido que tuvo bastante de lo que prometía y mucho más también. Noventa minutos apasionantes, dignos de la imprevisibilidad y los vuelcos que da el fútbol.

Para España no fue solo el problema de que cuando miraba al banco ya no estaba el entrenador que la dirigió de manera invicta durante 20 partidos en dos años. Tuvo que sobreponerse a otras contingencias: a dos desventajas, a un penal en contra que no debió ser sancionado -porque para eso el VAR entró como una de las vedettes del Mundial,- a las manos blandas de De Gea que no contuvieron el remate del segundo gol de Cristiano y a un Portugal que fue una oposición tan seria como se preveía, con Cristiano en un primer tiempo esplendoroso, por eficacia y porque aclaraba todo a un toque.

Y España salió adelante ayudada por su estilo de juego asociado, pero también porque Diego Costa le dio ese plus de empuje y determinación dentro del área. Hizo dos goles aplicando el anexo guerrero del manual rococó de España. En el primer tumbó (con foul) a Pepe y en el segundo se tiró como una fiera para conectar de cabeza la asistencia de Busquets.

Si el partido ya venía con muchos ingredientes previos, por la envergadura futbolística de ambos equipos y la esperpéntica situación de España de quedarse sin técnico 48 horas antes, el propio desarrollo le agregó un montón de condimentos más. Y bien pronto, no hubo que esperar, porque a los dos minutos ya hubo material que dio que hablar.

En los tres partidos anteriores del Mundial, el VAR había pasado inadvertido. No había hecho falta recurrir a él. En este partido sí que debió ser aplicado en el primer tiempo, y ni el árbitro italiano Gianluca Rocchi ni sus colegas encerrados en el estudio se valieron de esa asistencia tecnológica para evitar dos errores que derivaron en goles: no fue foul de Nacho a Cristiano (él choca a un rival que ni cruza la pierna) en el penal que convirtió el capitán portugués y si hubo falta (un manotazo a la altura del cuello) de Diego Costa a Pepe en la acción que precedió al empate. En definitiva, detrás del VAR sigue latiendo la pulsión humana de las compensaciones. Al menos no cometieron el desaguisado de dar por un gol remate de Isco que dio en el travesaño y picó sobre la línea.

España estuvo floja en la zaga central. Lentos y desconectados, Piqué y Ramos padecieron con Cristiano. De hecho, el portugués provocó la falta de Piqué para el golazo de tiro libre, cuando parecía que el partido se lo llevaba la capacidad de reacción de España y su convicción para tejer el juego con Iniesta, Isco y Silva. El laborioso Busquets tuvo que hacer un cierre milagroso para evitar lo que puso ser el cuarto de Portugal. Antes, Diego Costa también había tenido el hat-trick, pero le entró mal a la pelota. No dio respiro el partido y Cristiano fue un ventarrón incontenible.

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